Los más célebres y aguerridos combatientes de la historia portaban, al igual que su emblemática espada, sus míticos cascos que los inmortalizaron. Ya fueran guerreros griegos, espartanos, romanos, gladiadores, vikingos, samuráis, mongoles, hunos, templarios, medievales, etc. nos han dejado el recuerdo de sus preciosos y robustos cascos con los que lucharon valientemente.
Os expondremos un modelo de cada uno de estos cascos, para que admires la belleza y elegancia de sus diseños. Empezaremos con los cascos griegos más conocidos, como los cascos corintios que llevaban un protector nasal y protectores en las mejillas, cubriendo gran parte de la cabeza, excepto los ojos, como este casco corintio en bronce:
Seguimos con un casco espartano, con su típico penacho para parecer más alto. En su forma primitiva el casco espartano llevaba protecciones para la nariz y las orejas pero estos detalles impedían que los soldados pudieran escuchar bien las ordenes o ver a los lados sin tener que mover la cabeza. Este dato confirma que los hoplitas estaban preparados para luchar como una formación de combate, solo veían hacia adelante, ya que por los lados se defendían unos a los otros con sus escudos.
Los impactantes cascos romanos, con sus crestas o penachos mayoritariamente de color rojo; sólo los centuriones los usaban en las batallas. Los centuriones portaban los penachos transversales, es decir, en el sentido de oreja a oreja, para diferenciarse y hacerse más visible ante su tropa. Mientras que los tribunos y legionarios usaban penachos longitudinales, es decir, en sentido de la frente a la nuca. A continuación el espléndido casco del legionario romano con penacho frontal:
Los cascos de los temibles guerreros vikingos con su característica morfología, que no era, como se cree, con cuernos. En la realidad no tenían cuernos. Los vikingos eran guerreros fuertes, grandes y por razones tácticas no hubiera sido práctico desde la estrategia de la guerra poner cuernos a los cascos, porque darían al enemigo la oportunidad de agarrarlos y hacerles daño.
Los inconfundibles cascos japoneses que datan del siglo V, tenían una cresta central muy pronunciada. Los más conocidos eran los Kabutos y eran una parte importante en el equipamiento de los Samuráis, a los que se les atribuía una significación simbólica y espiritual:
Los mongoles, disciplinados y fuertes combatientes, tenían cascos muy característicos, como este ceremonial que llevaba el comandante, cuando comenzaba la guerra:
Los hunos, guerreros que a la vez eran excelentes jinetes, llevaban unos cascos propios de las estepas balcánicas:
El casco de los caballeros templarios, tan grabados en nuestra memoria a través del cine y la televisión, son de los más admirados, con su típica cruz:
Los cascos de los guerreros medievales, se clasificaban en varios tipos como morrión, borgoñota, barbuta, kettle-capelina, celada, bacinete, yelmo, spangen, sallet y el típico casco de los conquistadores españoles. Os mostramos un modelo de cada uno de estos tipos de cascos medievales. El siguiente es un modelo que combina el capacete-morrión. El capacete era una pieza básica y sólida, consistente en un sombrero de hierro con unas pequeñas alas, y el morrión era un casco de infantería usado en los siglos XVI y XVII, que deriva del capacete, con sus bordes arqueados (en barquilla) y una cresta encima:
La capelina apareció a finales del siglo XI. Era un tipo de casco medieval que imitaba la forma de un sombrero. No protegía ni la nuca ni la cara. Este modelo combina el tipo de casco kettle-capelina:
La borgoñota era un casco de infantería usado en los siglos XVI y XVII, con carrilleras, cresta, cubrenuca y visera. Este casco borgoñota con la típica cresta, visor y gola:
El casco barbuta con su diseño inconfundible que cubre ambos lados de la cara:
La celada era un casco específico como éste, con su visera abatible tipo fuelle:
El bacinete es un casco cerrado para mejor protección de la cabeza y el rostro, al principio no cubría el rostro, pero fue evolucionando para brindar más protección:
El yelmo, casco alemán del siglo XV, como éste más conocido como “boca de rana'”. El yelmo era un gran casco medieval de los caballeros y hombres de armas:
El casco sallet abierto y con protección para el cuello, era un casco de guerra del siglo XV, algunos tenían visera abatible, otros eran de una pieza completa y única, con ranura para permitir la vista. Los sallets con visera eran usados por caballeros montados y hombres de armas mientras que los abiertos eran usados por ballesteros y arqueros.
Y para terminar con broche de oro, este casco de los conquistadores españoles, generalmente llevaban una cresta metálica para adornar al soldado y hacerlo parecer más alto y más fuerte.