El guante es una prenda de uso práctico muy antigua y con una larga historia. No solo servían para proteger las manos del trabajo y del frío, sino que también tenían un valor simbólico y litúrgico. Comenzaron a ser muy utilizados a partir del siglo VI.
En la época medieval, llevar guantes era un símbolo de nobleza y caballerosidad. Durante la época de los duelos “echar el guante” indicaba la intención de lanzar un desafío a un rival, el cual debía recoger el guante para aceptar el duelo y así no perder su honor.
Desde la Edad Media, la industria del cuero le da un gran auge al guante, especialmente entre las clases aristocráticas.
Durante el Renacimiento, los guantes tenían bordados y decorados con adornos de metal, a veces de oro o de plata y con aberturas en los anillos.
También se fabricaban guantes en cota de malla, especialmente usados por los guerreros en sus batallas.