El hacha es una herramienta usada por el hombre prehistórico, desde el Neolítico, como arma para la caza y la guerra; posteriormente también fue usada por los vikingos, normandos, romanos, amerindios, ingleses, franceses, etc. Son muy notables las hachas martillo de Dinamarca, con un orificio en el centro.
En la Edad Media estuvo muy en boga en los ejércitos europeos, desde el noble de más alto rango hasta el esclavo guerrero utilizaron esta arma. El hacha fue el arma de los pobres y de los ricos. En el hierro, madera y piedras de decoración está escrita buena parte de la épica medieval.
El hacha fue una de las armas más terribles de la Edad Media, su versatilidad hizo que fuera empleada en numerosas tácticas guerreras. Se utilizó en el combate cuerpo a cuerpo, para realizar asaltos, como arma defensiva, para detener a la caballería, como arma arrojadiza, etc.
Su manejo requería bastante tiempo de instrucción, desde los castillos los guerreros practicaban continuamente para conseguir el mayor dominio sobre esta terrorífica arma que causaba estragos en las filas enemigas y su contundente filo servía para traspasar corazas y escudos en las cargas contra los rivales.
El hacha tiene un filo metálico que está fijado de forma segura a un mango, generalmente de madera, cuya finalidad es el corte mediante golpes. En la actualidad se sigue usando para cortar leña y talar árboles. Los bomberos usan hachas para abrirse paso a través de puertas y ventanas en los incendios. También se usan en deportes como el aizkolari, el corte de troncos, y el lanzamiento del hacha.