La piratería se puede decir que apareció junto al comercio marítimo, siempre hay quien ha intentado apropiarse de las mercancías por la fuerza mientras eran transportadas. Hay constancia de actos de piratería desde tiempos antiguos, aunque su época dorada se produjo durante los siglos XVI y XVII, aprovechando el abundante comercio existente entre el reino de España y sus colonias.
Al tener que combatir en superficies reducidas la mayoría de las veces en barcos, las armas de los piratas estaban diseñadas para adaptarse a este tipo de combate, siendo especialmente relevante las pistolas piratas.
Estas empleaban el mecanismo de rueda (siglos XVI y XVII) o de chispa (S. XVIII), eran armas de un único disparo que debían ser recargadas después de cada disparo, introduciendo la pólvora, proyectil y un trozo de tela para mantener comprimidos los dos anteriores, empujándolos con una baqueta.
Generalmente eran armas que solo podían utilizarse para un disparo, puesto que no solían disponer de tiempo para recargarla. Viéndose obligadas a echar mano de las armas de cuerpo a cuerpo como el sable y la daga.
Los orígenes de las armas de fuego dieron sus primeros pasos en China, donde hacia el siglo IX ya conocían la pólvora, aunque no la utilizaron para desarrollar armas de fuego, fueron los árabes los que la trajeron a Europa y donde en el siglo XIV se crearon los primeros modelos de armas de fuego propiamente dichos.
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