La ropa femenina básica durante la época medieval es la túnica de manga, con corte vertical y de lazo y los dobladillos se solían decorar con ricos bordados para las clases altas. Las mujeres se ponían un tipo de medias pero su longitud dependía del clima, ya que el vestido se llevaba por el tobillo.
El vestido de mujer entre 400 y 1100. En ésta época los cambios en cuanto a moda se producen de forma gradual. La prenda con más éxito es el traje romano (para los hombres la túnica corta, el cinturón y polainas y para las mujeres la túnica larga y holgada, la stola – se llevaba encima de la túnica – y cubrían sus cabezas con un velo).
Por supuesto, también se tenían en cuenta las circunstancias de cada casa; por ejemplo, si el marido estaba enfermo, la señora de la casa tenía que ser capaz de hacer todas las tareas que le correspondía a él: la administración, resolución de conflictos, asegurarse de que las órdenes se cumplían o, incluso defender un castillo y gestionar una guarnición.
Tenemos registro de mujeres que tuvieron que representar a sus esposos ante las autoridades administrativas o tomar el poder político. En estos casos, también sus vestimentas se adaptaban a la situación, mediante colores fríos y cortes bien definidos. Las familias pudientes invertían mucho dinero en telas caras y sastres, tanto por la comodidad y el tacto, como para lucirlas en los banquetes y celebraciones.
El vestido entre 1100 y 1200. La túnica sigue siendo la prenda más usada y por debajo se ponían una camisa de lino. Las mujeres de la clase trabajadora llevaban las túnicas hasta los tobillos y con un cinturón. En general, el nivel de vida era bastante humilde, por lo tanto, la ropa era de fabricación casera con telas naturales, sin teñir y cortes muy sencillos. En el caso de los hombres era habitual usar las pieles de los animales cazados en los alrededores.
Las damas de la corte vestían una túnica holgada con mangas ceñidas hasta el codo y amplias, en forma de trompeta, desde el codo hasta la muñeca. Con el tiempo empezaron a importar seda de los musulmanes, lino blanqueado y lana con diversos dibujos. Los descubrimientos arqueológicos nos aportan datos sobre las riquezas y joyas que lucían tanto hombres como mujeres, desde broches para sujetar las capas, hebillas ricamente decoradas o collares.
El vestido entre 1200 y 1300 se lleva de la misma manera por todo el continente. Hacia el siglo XIII es cuando los colores empiezan a ser tan importantes como los tejidos. Por ejemplo, cuando el azul se puso de moda, enseguida fue adoptado por la corte francesa como su color heráldico. Pero la personalidad y el gusto de las damas no solamente se expresaba mediante los vestidos, una parte distintiva del siglo la representan los accesorios para la cabeza, especialmente la barbeta. Esta prenda se ataba por la barbilla y se llevaba con sombreros o tocados.
El vestido entre 1300 y 1400. Su evolución se ve marcada por el afán de experimentar con nuevos tejidos, cortes y colores, de esta forma surgen prendas que se adaptan más a las formas, con líneas y costuras curvas. Además, el uso de lazos y botones favorecieron esa tendencia.
A partir de este siglo, la moda occidental avanza a un ritmo frenético, desconocido para otras civilizaciones, antiguas o contemporáneas. Mientras que en otros continentes los cambios en la vestimenta sólo venían determinados por los cambios políticos (invasiones y conquistas), en Europa, la fuente de la innovación en la moda se encontraba en las cortes selectas y en el gusto por el lujo de sus príncipes.
El siglo XV se caracteriza por una serie de extravagancias, los vestidos voluminosos (houppelandes) con amplias mangas pasaron a los jubones del Renacimiento italiano y sombreros adornados con plumas gigantescas.
A medida que el nivel de vida fue mejorando, las clases medias de las urbes comenzaron a usar prendas más complejas y seguir, pero a cierta distancia, las modas establecidas por la élite.
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