Las armaduras de combate eran una especie de vestidura compuesta por piezas metálicas o de otro material resistente como el cuero, que se utilizaban para proteger el cuerpo del guerrero. Entre estas piezas estaban el peto y la coraza medieval.
El peto es la pieza de la armadura de placas que defiende el pecho y que con el espaldar compone la coraza. Es decir, el peto solo defiende el pecho del combatiente, pero el peto y el espaldar forman la coraza que, como su nombre lo indica, protege todo el tronco. Éstos eran curvos para dar mayor movilidad al guerrero y desviar mejor los golpes y proyectiles.
Los petos tenían múltiples formas y se adornaban primorosamente con escudos heráldicos o emblemas para caracterizar a su portador.
La coraza era rígida, ya fuera de cuero endurecido o metal como el hierro, bronce, madera de diferentes tipos e incluso mimbre, para proteger el torso del guerrero.
Habitualmente, se componía de dos partes: una para el pecho (llamada peto) y una para la espalda (espaldar), aunque también, como en el caso de la lorica segmentata romana, puede tener refuerzos a los costados del cuello para proteger los deltoides y hombreras.
Existieron múltiples tipos de corazas:
Thorax griego: armadura de los hoplitas griegos, usualmente compuesta de cuero endurecido o bronce, con los músculos del soldado esculpidos.
Linotórax: Una prenda de lino y cuero endurecido, más liviana que el thorax.
Peto y espaldar: En el arnés completo, eran curvos y de acero forjado. Eventualmente, fueron reemplazando al arnés completo como una pieza única, para permitir una mayor movilidad.
Do japonés: Usualmente de madera esmaltada o cuero, en ocasiones resultaba una alternativa a la armadura lamelar.
Armadura espejo: Una placa de armadura para el pecho muy pulida, en forma de escudo, que se colgaba sobre una brigantina o una cota de mallas.