Los romanos comenzaron a utilizar espadas de estilo griego, al igual que adoptaron sus dioses, cambiándoles los nombres y utilizaron a sus filósofos para educar a sus hijos. Posteriormente, utilizaron la famosa espada romana llamada “GLADIUS” que tuvo cuatro tipos de hoja distinta, utilizando el nombre del lugar de procedencia para distinguirlas, pero la mejor y más famosa de estas espadas fue la GLADIUS HISPANIENSIS.
El Museo Arqueológico dice de esta espada:
“Se encontró en la necrópolis del Altillo de Cerropozo (Atienza) Guadalajara. Perteneciente al ajuar de un guerrero jinete celtibérico (junto a su vaina y otros elementos de caballería y armamento), es un ejemplo del fuerte componente militar de la sociedad celtibérica, con prácticas rituales vinculadas con la guerra, que traslucen un fuerte componente religioso. Este hecho se puede comprobar en las prácticas funerarias gracias al registro arqueológico (donde es muy frecuente la presencia de armas entre los ajuares de las tumbas), entre las fuentes literarias (donde abundan los relatos clásicos de las actividades de estos pueblos) o en el estudio de la iconografía y artesanía celtíberas.
La guerra era para ellos una forma de conseguir prestigio y riqueza y, para ello, organizaban frecuentes incursiones y asaltos contra territorios vecinos, o servían como mercenarios al servicio de otros pueblos tanto peninsulares como mediterráneos en sus frecuentes escaramuzas o guerras. Además, tanto su característica y alabada forma de luchar, como el propio concepto de guerra, fueron variando con el tiempo, marcando una evolución tanto en su armamento como en su desarrollo sociopolítico y económico”.
- GUARNICIÓN: de hierro y restos de damasquinado en plata. Pomo formado por antenas atrofiadas
- rematadas en botones lenticulares. Pomo ligeramente fusiforme que termina, en su base, con una
- pequeña guarda con escotadura central trapezoidal y sin gavilanes.
- HOJA: de hierro. Recta, ancha, plana y estilizada, de tipo pistiliforme.


Espada de Antenas. Cultura Celtibérica (300-276 a.C.)
MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL
Fotografías de Ángel Martínez Levas
Autor: Vicente Toledo Momparler (espadólogo)