Estamos en el mes de octubre en el que se celebra a nivel mundial las fiestas de Halloween, también conocidas como la noche de las brujas o de los muertos. Y, aunque parezcan terroríficas, resultan ser las fiestas más alegres y divertidas de las que puedan existir. No sólo son muy esperadas por los niños y los jóvenes, sino también por los adultos y personas mayores para disfrazarse y pedir dulces, además, son un motivo para reunirse, reir y bailar.
No solo las personas nos disfrazamos de lo que queramos, todo disfraz o vestido de época vale, sino que además nos ponemos máscaras y gorros “terroríficamente simpáticos”.
Las casas, oficinas, bares, restaurantes, hoteles, comercios, etc. son decorados con motivos alusivos al Halloween y por donde vayamos encontramos esta divertida decoración.
Se celebra internacionalmente en la noche del 31 de octubre, sus raíces están vinculadas con la conmemoración celta del Samhain y la festividad cristiana del Día de Todos los Santos, celebrada por los católicos el 1 de noviembre. Se trata de un festejo secular, aunque algunos consideran que posee un trasfondo religioso.
Las actividades típicas de Halloween son el famoso truco o trato y las fiestas de disfraces, además de las hogueras, la visita de casas encantadas, las bromas, la lectura de historias de miedo y el visionado de películas de terror.
El hecho de que esta fiesta haya llegado hasta nuestros días es, en cierta medida, gracias al enorme despliegue comercial y la publicidad engendrada en el cine estadounidense.
La imagen de niños norteamericanos correteando por las oscuras calles disfrazados de duendes, fantasmas y demonios, pidiendo dulces y golosinas a los habitantes de un oscuro y tranquilo barrio, ha quedado grabada en la mente de muchas personas.