La capa es una prenda de vestir larga y suelta que cubre el cuerpo, sin mangas, abierta por delante, con o sin capucha, estrecha por el cuello y ancha por abajo, se lleva sobre los hombros encima de otras prendas; suele ser de paño de lana y sirve de abrigo. Usada tanto por damas como por caballeros.
Era la más usual de las prendas empleadas para el frío en la Europa medieval, sobre todo por la simpleza de su confección; tuvo un breve resurgimiento en la moda decimonónica, y de esa época data el formato actual empleado en la ropa de gala.
Se conserva también en las prendas rituales que académicos y jueces emplean en situaciones formales.
En la Edad Media se llevaban diferentes mantos y capas. La principal materia prima de dicho abrigo era la lana. En los primeros siglos, se usó la capa romana abrochada con fíbula por delante o sobre el hombro derecho y también la guasapa o capa con capuchón.
Se considera que la capa era ya utilizada por los peregrinos europeos que empezaron a llegar a Santiago de manera regular en el siglo XI. Y está constatado su uso en el siglo XII. De esta época es el Codex Calixtinus que en el libro I señala que los peregrinos que regresaban del sepulcro de Santiago cosían en sus capas las conchas de vieira, como símbolo de la peregrinación, y marchaban con ellas muy alegres.
La capa casi siempre incluía capucha, sobre todo durante la Alta Edad Media. Las capas y mantos eran prendas propias de personas con un cierto nivel social.
En las épocas más antiguas, las capas usadas eran los cueros curtidos de los animales, que se colocaban en el dorso del cuerpo para protegerse del frio.
También se usaba la piel de zorro u otros animales para cubrir el cuello como una estola.
En definitiva, la prenda de abrigo común en todos los estamentos era la capa, que podía ser semicircular o rectangular, generalmente con capuchón, para cubrir la cabeza, dejando al descubierto únicamente el rostro.
VER CAPAS MEDIEVALES PARA HOMBRE Y PARA MUJER
VER CIERRES DE CAPA, VER BROCHES Y FÍBULAS