Para los romanos el brazalete era un premio militar que aprehendieron de los persas y los medos: consistía en un adorno de oro, plata o cuero que los legionarios recibían de su general como condecoración por sus hazañas de guerra y lo llevaban en el brazo derecho.
Solían grabarse con el nombre del premiado, la acción que le había hecho acreedor de aquella distinción y el nombre del general a mando de la batalla. Algunos legionarios llevaban dos brazaletes.
El brazalete tiene más de dos mil años de existencia y ya sea en metal, oro, plata, bronce, cuero, tela, piedras o madera, sigue siendo un complemento del ser humano. Griegos, romanos, persas, otomanos, etc. han valorado al brazalete como muestra de prestigio, fuerza, premio o defensa personal.
Para el soldado romano el brazalete no solo era una condecoración, sino también parte importante decorativa de su vestimenta militar.
