Las Cotas de Malla son protecciones hecha con anillas de hierro forjado, acero, aluminio dispuestas de forma que cada anilla está ensartada al menos a otras cuatro formando un tejido. En castellano también se conocen como lorigas. Como complemento a la cota de malla se utilizaba el verdugo para cubrir y proteger la cabeza.
Los ejércitos romanos introdujeron la lorica segmentata y continuó en uso entre los auxiliares y legionarios durante todo el periodo imperial. La cota de malla romana estaba fabricada en hierro, con anillos que a veces no superaban los tres mm de diámetro y usaba el conocido patrón de 4 en 1. Frecuentemente la mitad de los anillos estaban cerrados, ya fueran troquelados a partir de plancha o hechos con alambre soldado, y el resto estaban remachados.
Los anillos cerrados tenían una sección aproximadamente cuadrada, es decir, que el grosor del metal era similar a la diferencia entre el diámetro exterior e interior. Los anillos remachados solían ser de sección circular. Se tienen pruebas de que los anillos solían ser estañados o incluso dorados.
La cota de malla se confeccionaba con forma de largas camisas que ofrecían gran resistencia a los cortes y fue inventada posiblemente por los pueblos celtas en el siglo V a. C. y utilizada por los romanos, toda la Edad Media y hasta el siglo XVI. Aunque ofrecía gran resistencia a los cortes, era vulnerable a armas de puntas delgadas como flechas, excepto las de anillos remachados. Esta protección se ha empleado incluso en el siglo XX como defensa contra los fragmentos de metal que saltaban por los impactos en el interior de los tanques en la Primera Guerra Mundial.
La cota de malla normalmente no tenía mangas o eran muy cortas. Los hombros estaban protegidos especialmente por una pieza en forma de U unida a la cota por detrás con una fila de anillos y dejando caer hacia delante los brazos de la U alrededor del cuello y unidos al frente por una pieza metálica ajustada en unos botones remachados. Esta pieza solía estar bordeada con una tira de piel doblada y cosida. Para la caballería auxiliar y algunos oficiales esta pieza tenía una forma circular pareciendo más una capa unida por delante con un pasador.
Para conseguir la máxima protección y comodidad se ponía una pieza acolchada debajo de la cota de malla. La malla protege muy bien de los cortes y golpes perforantes, pero protege bastante mal de las contusiones, a diferencia de las armaduras de placas que reparten la fuerza de los golpes por toda la extensión de la placa. Es por eso que un acolchado interior multiplica la efectividad de la malla.

En las manos los guerreros también se ponían guantes de cota de malla para cubrirlas y protegerlas de los cortes con las armas medievales cortantes como las espadas, sables, dagas o cuchillos.
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