Empleando una de las armas más eficaces de la Edad Media, los arqueros medievales fueron, durante siglos, ese cuerpo del ejército capaz de decidir el resultado de una batalla.
El llamado “fuego rápido” podía asegurar la victoria, incluso cuando el ejército se encontraba en inferioridad numérica y si el arco es una arma eficaz en la batalla, lo era todavía más en los asedios y la defensa de las fortalezas.
Los arqueros que formaban parte del ejército, normalmente eran campesinos, vestían ropas de calle que con el tiempo fueron reforzadas con parches de cuero, tiras de metal o de tela acolchada y, según los textos medievales, el adiestramiento de un arquero era al menos de ocho años.
Como curiosidad, la señal de victoria realizada con los dedos en forma de “V” tiene sus orígenes en el gesto que hacían los arqueros con el dorso de la mano, para transmitir a sus enemigos el mensaje “Cuidado que aún tengo dedos para armar mi arco y disparar mis flechas.”
Si después de la batalla alguno de estos hombres era hecho prisionero, si la Diosa Fortuna le dejaba seguir con vida, se le amputaban los dedos índice y corazón, asegurándose de esta forma que nunca más volvería a disparar una flecha.
En cuanto al arco y la flecha, han sido herramientas fundamentales, grandes imperios se han establecido y caído teniendo como arma el arco y la flecha. Los primeros en utilizarlo fueron los egipcios alrededor del año 3500 A.C. El diseño y los materiales utilizados para perfeccionar el arco variaban en función de la región, los sirios por ejemplo construían arcos de marfil, madera y cuero; los turcos por otra parte manejaban sus arcos recurvos con una mejor técnica de tiro.
Actualmente, hay una gran variedad de arcos funcionales y a la vez, otras tantas alternativas para los arcos decorativos.
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