El gorjal medieval es una pieza de la armadura funcional que se ajustaba al cuello, esto es, a la parte del cuerpo que une la cabeza del guerrero con su tronco. Por tanto, el gorjal o gorguera se colocaba en la parte alta del pecho y espalda, defendiendo esta anatomía clave en la defensa y ataque de los combatientes.
Un golpe certero en el cuello era mortal o, por lo menos, invalidante en el oponente ya que lo dejaba fuera de combate. Por esto mismo el cuello era una de los puntos claves y prioritarios a atacar. De ahí la necesidad de defender el cuello con los gorjales medievales.
El gorjal era la primera pieza que se vestía. Encima iba la coraza y los guardabrazos, que se enlazaban después a ella por medio de una hebilla y una correa. Consistía en un cuello de hierro dividido en dos piezas articuladas a fin de poderlo ajustar.
El uso del gorjal continuó durante todo el siglo XVI. A finales del mismo, se empleaban en Inglaterra unos gorjales a los cuales iban unidos los guardabrazos u hombreras que estaban compuestos de láminas articuladas. En España, se usó mucho el gorjal durante el siglo XVI.