Como su nombre lo indica, las coderas medievales de las armaduras funcionales servían para proteger los codos de los guerreros, es decir, la parte posterior y prominente de la articulación del brazo con el antebrazo.
Las coderas medievales se podían ajustar con correas de cuero.
El codo del guerrero medieval era muy importante protegerlo, ya que al estar formado por dos articulaciones reforzadas por ligamentos, era muy fácil que el contrincante lo lesionara para provocar en su oponente una pérdida de movilidad y un dolor en el brazo que lo paralizaba y le impedía defenderse con agilidad con su espada medieval.
Así es que aunque el codo pareciera una parte insignificante, era vital en la destreza y contundencia de la espada y por eso era un punto fácil de atacar si no se iba bien protegido con las coderas.